peinando los azulinos bucles de mar
remueve la atlántica masa estancada
la que el sol palpa con mano estelar
Por la pacata masa de carácter marcado,
de espalda fuerte con simétricas colinas
atraviesan barcos con el motor acelerado
y subrayan con espuma el agua cristalina
La arena de cristales blancos y dorados
escurre por los dedos como sal refinada
refleja como espejo la bahía iluminada
y abraza el paisaje de océano empapado
A medida que el sol se rinde a la muerte,
tras librar sus batallas, le toca su suerte,
entre los gemidos de pájaros atribulados
se perfila en el cielo su final anaranjado
Así concluye más un día de otoño colorido
con fresco aroma cítrico, base de tono rubí...
el sol da a la bahía un beso ámbar enrojecido
y le dice: hasta mañana, ahora he de dormir.
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