En el aire matinal de un domingo
se escuchan los acordes del olvido
que tanto me ha costado admitir…
A mi lado en la cama aún caliente
se siente la fragancia maloliente
de aquella ilusión que vi morir
Ella que a mis sábanas impregnó
a mis inocentes deseos contagió
renegó a un conjunto porvenir…
Ahora, de esa mañana apasionada
tan solo resta el ruido de la nada
que mi pecho insistió en perseguir
Así, en las emociones de la aurora
intensa es la nostalgia que aflora
porque sé que he de dejarte partir.
Para al fin, con una nueva melodía
refrescar el aliento de tantos días,
de tantos domingos por compartir…
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