El encuentro de la pasión. Afrodita

Ante tu presencia etérea
Desprovista de intención
Desnuda tienes, a tus ojos,
Mi turbada devoción .

Bajo tu mirada vigilante,
Testigo del cautiverio creado
Por esa fuerza ondeante
Cuerpo entregue despojado

Soy Afrodita, hija de Urano
Engendrada en la mar salada
Soy suspiro , palpitación
Diosa de espuma, por ti, deseada

Por tus besos refulgentes
Cegadores de toda razón
Soy Cobijo del encuentro
Entre química y tesón.

Encuentro de tus manos livianas
con mi carne y sus rincones
De niebla, sudor y brisa
Mis materiales reacciones.

Espero ansiosa a cada soplo
Anhelo sí, presa de la pasión,
Que el mito deje de ser espuma
Para convertirse en corazón

Y así, por fin, pueda afirmar
Que lo físico es ahora alma
Océano en azul profundo
Marea prospera en calma

Soy Afrodita, hija de Urano
Engendrada en la mar salada
Soy suspiro, palpitación
Diosa de espuma, por ti, amada

Mis verdades y las tuyas

Hurgo tenaz, adentro,
libros, mandatos, archivo
Siega de vivencias y voces
Pasado significativo.

Destruyo mentiras piadosas
Compasivas e inculcadas,
Y sus máscaras ociosas
Tantas veces destapadas.

Desnudo ante mis ojos agudos
con esmero y sin modales,
Falencias, fracturas expuestas
Y sus causas ancestrales.

Construyo sobre ruinas,
Castillo mental devastado,
Flamantes principios, mi norte,
Edificación, base y estrado.

Pinto, con minucia de artista
Mis verdades. Antiguas y recientes
Tan solo mías, intransferibles
Obra introspectiva, consciente.

Procuro obstinado, ser leal
A mis estados emocionales
Aunque éstos no respondan
a mis reglas estructurales

Mis verdades y las tuyas
callan, hablan, callan, cambian
Son Relativas y mutables

Observo otras verdades
Fluctuantes y encantadoras
Coincidentes o divergentes
a mi verdad y a su momento.

Escucho atento, afuera,
A la sociedad y a sus paradigmas
Colectivo de tendencias e ideas
Sello de verdad conjunta.

Ansío, deseo perenne,
Que la capacidad amatoria
Supere a la distancia notoria
Impuesta por tantas certezas
Absolutas y diferentes

Mis verdades y las tuyas
callan, hablan, callan, cambian
Son Relativas y mutables

Celebro esos momentos de
Intersección de verdades
Confluencia jubilosa
Integración de unos con otros.

Anhelo al fin y por tanto
Hallar a la verdad adonde esté
Propia, ajena o colectiva
Aceptarla como se dé

Y así, a ultranza
A mis relaciones proveer
de confianza e integridad,
Y a mi vida siempre tejer
Con hilos de honestidad.

El ciclo de la vida

Madrugada de noviembre,
Aurora, vida nueva
Ávida de descubrimientos,
Cargada de promesas.
No distingue,simplemente es,
Fresca y espontánea,
Mañana de primavera.

Tarde de noviembre,
Ocaso vespertino,
De la existencia, el descorrer,
Con la fe y la curiosidad como guías,
Se aventura, iletrada
A experiencias y a sufrimiento
Del crecimiento, el impulsor.

Tardes que pasan, son
Candente y refulgente estío
Afuera es lo mismo.
Adentro es distinto
Otrora ingenuidad, candor
Ahora incertidumbre, estupor.
El cambio es autónomo,
Irreversible. Cíclico.


Noche de noviembre,
En el fértil y bello otoño
La consciencia advierte,
Busca respuestas, equilibrio
En todo lo cuestionado,
En todo lo aprendido.

Despeja el cielo, mente nublada
Emancipando la verdad de uno
Acepta causas, asume juicios,
Recaudos de las estaciones.

Y así, prevista o no,
A tiempo o a destiempo,
Por algunos deseada
Paradoja perturbadora,
Irrumpe al fin, vieja madrugada
Invierno frío, Caduco
Retiro del cuerpo mortal
Inerte, silencioso, quieto
Consumación de la vida,
Virtuosa Jornada personal
Fin primero de la Aurora.

Permítame señor, ser romántica

Permítame señor
Ser romántica, incurable
Patológica, ansiosa
Aventurera animosa.

Permítame señor
Mi verdad onírica
Que convierte el hecho
En material creativo
Recreándolo, ilustrándolo
Entre realidad y fantasía.

Permítame señor,
Permitirme idearle
Por momentos, de a ratos
En la imaginación, presentes
Mis ideales más honrados
Mis deseos más latentes.

Permítame señor
Querer llegar con ahínco
Hasta el cielo de un grito
A tropiezos, obstinada
Sin bien conocer el camino.

Permítame señor
La negligencia de la inepta
Conturbada por la inercia
De la mente y sus eventos

Permítame señor
Al fin, y al comienzo
Re escribir sus palabras
Fuente incalculable
De mi mundo novelero.

Permítame señor
Errar nuevamente,
En el constante afán,
Búsqueda malograda
Del irracional espejismo.

Permítame señor
Creer firmemente que,
mis sueños vívidos,
Encuentran finalmente
a su verdad, soñada mía.

Permítame señor
Ser romántica, en esencia
Concienzuda y valerosa
Descuidada y confiada
Y del amor, siempre, enamorarme.

Anoche soñé contigo

Anoche soñé contigo,

Me desperté de arrebato

Con lágrimas en los ojos

Y angustia en el pecho.

Sentía que te perdía

Sin siquiera haberte tenido.

Gran dolor experimenté

Al verte partir, y contigo,

desde un Puerto al que no llegamos,

Llevarte a mis promesas

Dejándome huérfana,

Impotente y solitaria

Con la pasión chispeante

que tímidamente, aún,

tintinea esperanzada.

Me quedé en la nada, vacía

Reservas sin sosiego

Desconcierto, apatía.

Anoche soñé contigo,

Y una frase tuya

Sonaba inquietante

“Todo se termina”

Preludio del desenlace

De un fracaso asegurado.

El amor antes de empezar,

a su mínima expresión,

desde el principio condenado.

Mejor ser distante, templado

Que pasional y entregado

Escapar del sufrimiento

De la dicha del enamoramiento.

Anoche soñé conmigo,

Con las líneas por mí escritas

En la efervescente adolescencia

Burbuja, bandera alzada,

Reflejo del dolor y miedo

Inhóspita vulnerabilidad.

Ahora despierta, reitero

Impávida y consciente

mejor morir con pasión

Que vivir en la desazón,

Del corazón indiferente.

Sentimientos Viscerales

En algunas ocasiones
Los sentimientos son viscerales,
Sin previa reflexión, involuntarios.

Son sentimientos primarios,
Casi salvajes,
Como comer o dormir.

Tal vez resultado,
De la conexión directa
A la Esencia de uno,
Y su raíz inconsciente.

Quizás producto,
De la energía impalpable
Que todo inunda e influencia.

Tal vez recordatorio,
De que somos al final,
Genética, materia
Conectados a la tierra
Y a nuestros instintos animales.

Quizás fruto
De la sabiduría universal
Que nos conduce
Vestida de sexto sentido.

Son, en definitiva,
sentimientos intuitivos,
elementales, recurrentes
inherentes a cada individuo.

La Rabia

Se te calienta la sien,
Los órganos se te comprimen,
forjando batallas por espacio.

Nace instintivamente,
Como volcán en erupción
Y te ves impotente, consternado.

Ya la sentí, ya la sentiste, ya la sentimos.

Se adueña de tus acciones,
si te dejas llevar por los impulsos,
Y no rompes su ciclo perverso.

Es egocéntrica y ambigua,
Consume atención en exclusiva,
No responde a la coherencia.

Carece de objetivo, lo desconoce,
Es reactiva. Destructiva.

Habla alto, chilla,
Ininteligible. Indescifrable.

Impide ver con claridad,
Reflexionar con lucidez,
Argumentar con cordura.

Te conserva en el sendero,
Del aislamiento y la soledad,
De la miseria afectiva,
Irrefutable penuria humana.

La Nostalgia y el apego

A veces los recuerdos
Se convierten en actualidad,
Condicionan el ahora y el mañana.

El presente se disipa, confundido
Nubarrones de sentimientos difusos
Capacidades sensoriales anuladas.

El pasado reseca
Nutre el universo de los pensamientos,
Mientras deshidrata el alma.


El futuro pierde su papel,
Inútil, vano
Mero espectador de un drama
Sin grandes perspectivas


Despegarse del ayer es preciso
Deleitarse de las dádivas del ahora
Actuar con positiva abnegación.

Dibujar un futuro, hoy
Fiel reflejo de los deseos.
Vivir íntegramente
Mente, alma y realidad.

El perdón

En sí el perdón no es un acto aislado, sino una cadena

Primero la empatía, raíz de la compasión

Que pide permiso al rencor

Para bajar la guardia y abrir las puertas

A la compresión, al entendimiento

Luego le toca al orgullo, afirmación del ego

Quien pide permiso a la lealtad

Para destapar e identificar

Cuáles son los límites de uno mismo.

Finalmente el amor, decisor último

Quien negocia con su opositor, el miedo

Y define el marco del acuerdo

Retrato del perdón