Imponentes son el cielo que nos alberga
que abarca el total alcance de la mirada,
el mar que nos embiste sin dar tregua
en las noches de tormenta y marejada
El canto de vida en el silbido de las aves,
en el rumor de rocas que suaves deslizan
por la ladera de la montaña hasta el piso
esparciendo sus despojos por el enclave
Imperantes son la potencia de la tierra
cuando desgarra su piel en actitud fiera
hace temblar los cimientos del paraiso
propagando el pánico sin previo aviso
La presencia cegadora de tantas estrellas
que alumbran a las caudalosas cascadas
dejan un legado pintado con sus huellas
que centellea en la dulce agua plateada
Desde la misma insignificancia pasiva
contemplamos ansiosos nuestra dicha
ser secundarios en el entorno natural
protagónicos en nuestro pensar cabal
Dependientes de él, generoso entorno,
somos cada uno de los seres pensantes
diminutos en la escena, como adornos
en el engranaje del universo reinante
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