lunes, 5 de septiembre de 2011

Jacarandá

Regio árbol, otrora vital,
languidece indefectible
en otra estación otoñal

Jacarandá frondoso, rosado,
testigo garrido de primavera,
ondeaba al viento esperanzado,
marco perfecto de mi quimera

En sus ramas ya resecas
-penuria del árbol doliente-
es mi ilusión maltrecha
el único fruto existente.

Sus hojas caducas, hastías,
esparcidas por el suelo,
son también lágrimas mías,
abonos de un recuerdo

Recuerdo de la aurora
sepelio de la ilusión
del Jacarandá que añora
porvenir, nueva estación

Añora, así paciente,
Ruega, al sol reluciente,
que irrigue a su suelo
de esperanza y anhelo;

Que en sus troncos, sin rencor,
renazcan, pese a los dolores,
ramas, hojas, flores
yemas de un nuevo amor

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