Fulgor boreal, explosión de color
brota la aurora en el firmamento
hijo pródigo de sudor y de amor
nueva andanza del descubrimiento
Lucero, de otro cuerpo el portento,
irradia su brillo innato de a poco,
a merced del certero advenimiento
que es ser uno, no más ser otro.
Candente ánima, ya es individuo,
fugaz cometa en designio estelar,
aprehende, en existir consentido,
las revelaciones de su transitar
Sus ojos resplandor profieren
en actitud ingenua y curiosa
al mundo al cual se adhieren
con tamaña mirada jubilosa
Mundo de infinitos posibles,
confianza, dádiva innegable,
Cosmos de promesas factibles
centella de amor perdurable
Es una mirada vivaz, boyante
que clama por su derecho divino:
¡Soy materia en espíritu errante...
..ser feliz, ese es mi destino!
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