Cuando la luna sonríe en su máximo esplendor,
ahí arriba, cual péndulo vestido de albo y fulgor,
mis deseos reposan en sus rayos de luz dorada
la que exenta colorea cielo, mar y explanada...
Áureos deseos que con su faz de luna llena,
atraviesan los anchos plantíos de trigo pajizo,
a los bosques detienen casi que por hechizo
y desvelan las entrañas de la tierra serena
Cruzan los mares con alas de luz pulsante
dibujan un surco en ese terreno fluctuante
porque son la huella del mandato estelar
pautado en las frías aguas, en su oscilar...
Y el todo se convierte en un lienzo cautivo,
en espejo inmenso teñido de oro encendido,
el que retrata el pasado, tal vez inclemente
y refleja las ilusiones, futuro en el presente.
Es la magia de los sueños, esencia de la luna
que nutre lo humano, evitando la hambruna
de mi alma fatigada que a veces se olvida
que de esperanza se alimenta nuestra vida.
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