La inspiración es un hecho real, fugaz,
una lámpara que se prende repentina
a los sentidos maquinalmente empina
por su mensaje intuitivo, casi mordaz...
Esa luz resuena con arrebato infantil,
cándido sonido cual soplido de la lira
musita al alma que perceptiva aspira
a seguir el aliento de la voz del candil
De súbito silencia el inútil pensamiento
somete al cuerpo a su antojo, su tiempo
Entonces lágrimas escalan vehementes
desde el pecho hasta los ojos sonrientes
Recorre cada uno de los poros de la piel
se detiene apenas para plasmar en papel
palabras de la sensibilidad ya despierta
escritas en mi torso, brazos y piernas.
Emerge así con notas alegres y sostenidas
del bello cántico de la musa aprehendida
entre mi carne y mi espíritu dominados
sin veto susurra... ese sentir iluminado
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