Codicié a tu extraviada primavera
al cielo traslúcido de sus mañanas
al rocío parco que su aliento emana
al claror de sus rayos en la pradera
Atravesé tu niebla opaca y estridente
que repetía en eco recio y perturbador
…Soy duelo aquí, permanezco insistente…
…Soy frío asentido, la causa, el fautor…
Mientras recorría el perfil de tu invierno
en medio de intensa bruma atronadora
distinguí retraídos latidos, casi alternos
¿Sería el brotar de una rosa alentadora?
A ellos me aferré con oídos creyentes,
eran como notas sucesivas del colibrí...
¿Anunciaran ufanos el albor inminente
y el colorear de tu tosco bosque gris?
Pretendí que el fulgor de esa creencia
alumbrara a todos tus rincones oscuros
despertara vida en ese invierno ceñudo
y que en tu vacío ejerciera influencia
Codicié en fin a tu renegada primavera
al sol, astro rey que a tu tierra encendiera
a las rosas, al néctar, a la luz, al blancor
a tu cálida estación, a la cuna de tu amor...
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