Caen las gotas de lluvia en la mañana
es el llanto del tiempo, aún perturbado,
quién recurre al amparo de mi ventana
con sus inocentes sentidos fatigados
Sumido en la melancolía de sus muertos
hace gala de frustraciones rememoradas
bosqueja la ranura de un sentir entuerto
de un río de pesar y lágrimas desfasadas
Rocía en mi ventana un vacío fantasioso,
en notorio manantial de apego a la ilusión,
nubla inclemente el cielo de anís primoroso
ahoga, absurdo, el significado de la razón
Sí, esos ojos llorosos subrayan la fantasía
nítida insignia de su empeño desahuciado
condenan al corazón a existir en alevosía
trincado a la idea del querer sacrificado
Exhala su hálito el olvido, ya es de noche
Es el suspiro del tiempo, ahora liberado,
al fin decidió desvincularse del reproche
para vivir un amor mutuo y consumado
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