¿Acaso existía vida antes...
Que el alma levitara sobre mi cuerpo
y el olor de tu piel contagiara la mañana?
¿Habría otro aroma que me conectara más al presente?
Ese que inspiro, me inspira, y desvela la entrañada alegría,
antes en eterno poniente?
Ocaso monocromático. Nubes, insulsas gotas grises,
entraban por mi ventana.
¿Acaso existía vida antes...
Cuándo días y noches resultaban monótonos
y seudo-suficientes?
Ahora que todo un coro
de luces intensas como oro,
pintan de miel el local;
que tus besos de azahar
sellados en mi almohada,
son células de mi corazón
Hoy que canta el cardenal
con sus notas al rojo vivo
nuestro himno, convicción,
el deseo de una vida contigo.
¿Acaso la vida antes, no sería finalmente,
infinita desazón?
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