viernes, 12 de julio de 2013

La evolución

Arriba quema un árbol
cuyas enormes raíces,
ancladas en la noche,
son hitos de sabiduría

De su tronco añejo
desabrochan las ramas
como gotas estelares,
madera radiante

Y esas gotas de a poco
forman el cósmico polvo
de la fe y la agonía

Polvo de luz que agita
a las ramas que no mueren,
más bien crecen, enraizan
en el círculo brillante

¿Qué sería de la noche
si el corazón no desease
pintar de luces a su cuerpo?

Hoy ella puede ser azul,
naranja, hasta blanca
como un lienzo nuevo

Ser todos los colores
vivos como pecho de niño,
y con sus tonos, variantes,
dibujar el destino

Así el árbol estrellado
será siempre obra maestra
pintura, grabado o retrato,
de la perenne existencia

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