domingo, 11 de diciembre de 2011

El sol y la luna

Se eleva pálido el sol de mi unción
abriga oficioso a tu cumbre nevada
en una mañana opaca, desheredada
mientras intenta ocultar su desazón

Ayuno aún insiste en avivar tus deseos
Suspenso en el cielo, sobre tus cerros
a la espera de un sentir en comunión

Pero en lo alto se escucha el murmullo
de buitres que denuncian el infortunio
del triste deceso de ese amor sin lazos
que huérfano sucumbe ante el ocaso.

Entonces el sol ahora ataviado de luna
acepta pesaroso, con faz de penumbra,
al desconsuelo del sueño desvanecido
que de a poco se convertirá en olvido…

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