Revisa hoja por hoja, concentrada en absorver cualquier detalle que antes no notara. En el proceso se depara con uno de sus poemas favoritos. Su vista rebota en el papel y la angustia se despierta en su memoria. Cierra los ojos por un momento, inspira profundamente y vuelve su cabeza de repente hacia el medio del patio, dónde se escucha el abrupto movimiento de las ramas del Jacarandá.
Avista a un hombre apuesto, un poco más joven que ella, apoyado en el árbol.
-Buenas Tardes, soy Don Daniel. Perdone si le asusté.
-Todo bien. Estaba inmersa en recuerdos, no me había dado cuenta que ya había llegado. Quería esperarlo aquí, en mi lugar preferido de la casa ¿Le gusta?-
- Este patio es muy pintoresco, una verdadera joya de la arquitectura porteña-
Daniel contempla el entorno por unos segundos, meditativo. Se escucha el discreto fluir del agua mezclado con el bullicio de la avenida vecina. Catarina lo observa expectante, hasta que, de pronto, él dispara:
- Como la joya que usted parece tener entre manos: algunos de los escritos no publicados de Borges. Mi fuente me confirmó que son documentos originales; ¿puede usted demostrarlo?
Catarina no aclara nada, se limita a estirar la mano, entregándole su poema favorito. Daniel ve las marcas de los años estampadas en el papel, las notas inconfundibles de su ídolo, del hombre al que adora, que le motivó a estudiar periodismo. Al darse cuenta de la autenticidad del manuscrito, abre una sonrisa de par en par, lo besa repetidamente e insiste:
- Este documento tiene un valor inconmensurable doña Catarina. Necesito comprender cómo lo consiguió.
- Me dijo que va a escribir una biografía de Borges, ¿cierto?-
- Así es. Y poder contar con fuentes fidedignas es fundamental-
- Llamáme Catarina por favor, no somos tan mayores como para tratarnos de usted-
Daniel asienta y declara entusiasmado:
- Soy un profundo admirador de Borges. Muchos ya escribieron biografías sobre él pero ninguno lo hizo con la entrega afectiva que yo deposito. Borges tiene, y siempre tuvo, más peso en mi vida que mi propio padre-
- Los grandes escritores recrean lo visible y lo invisible de la vida: son magos y las letras son su varita. Por eso me encanta la literatura; sobre todo la literatura de nuestro país. Soy una fiel coleccionadora de Cortázar, Rulfo, Storni, entre otros. Al hijo, poema que ahora sostenés, tiene para mí un valor especial: fue recitado por mi ex-marido durante la misa del velorio de nuestro único hijo. Murió a los trece años...-
Daniel se acerca a Catarina y le toca el hombro en signo de condolencia. Catarina se apresura en secar las lágrimas, y ya sobreponiéndose a su quebranto, agrega:
- Pienso como Borges: "La eternidad está en las cosas del tiempo, que son formas presurosas". Todavía siento a mi hijo todos los días, en cada suspiro, en cada sílaba que emito. Desafortunadamente la gran pérdida que sufrimos terminó de destruir mi casamiento-
Se alza de repente y se detiene junto al Jacarandá, alejándose de Daniel. Él ha registrado con gran interés lo que acaba de escuchar, intuyendo poder usarlo en el trabajo biográfico. Es un ávido investigador del escritor y se encuentra bastante consternado por desconocer a Catarina, a sabiendas del tesoro que detiene; por lo que intenta conducir la conversación a otro lugar.
- Sos una mujer hermosa, perspicaz, seguro que encontrarás a otro compañero. Capaz pueden formar una nueva familia. Yo ya me resigné a ser un viajero solitario-
- Suena un poco triste ¿No tenés hijos entonces?
- No. No tengo tiempo para educar a una criatura. Tuve que dedicar mucho tiempo, toda mi vida, a mi propia crianza. Con la ayuda de Borges, claro-
Catarina mira a Daniel con rara expresión de espanto; su cara muestra sorpresa aunque no asevera si es positiva o negativa. Finalmente pregunta:
- ¿No tuviste padres que te cuidasen?
- Mi padre nos abandonó cuando yo era un bebé y mi madre murió cuando tenía trece años. Fui criado por una gran amiga de mi madre. Ella era muy esforzada, mujer generosa, por lo que trabajaba en dos turnos de la fábrica para mantenernos. Apenas nos cruzábamos en el departamento en el cual residíamos. Yo dispuse de mucho tiempo libre y un inmenso cajón vacío en el pecho; los dediqué a los libros-
Catarina termina de bajar la guardia, gracias a la creciente empatía que le absorbe.
- Mi padre nunca me reconoció tampoco. Así que fui criada por mi madre principalmente, salvo por la presencia de mi abuelo en mis primeros años de vida. Después que mi abuelo falleció nos mudamos a Rosario, porque le salió un puesto de profesora de literatura latinoamericana en la Universidad local-
- Interesante. De ahí probablemente viene tu pasión por la literatura-
- Sí, también. Mi madre fue una mujer muy inteligente, admirable. La extraño mucho últimamente-
- Es duro... Durante muchos años, tras la muerte de mi madre, leí diariamente el poema Inscripción en cualquier sepulcro de Borges. Me consolaba pensar que su alma siempre estaría cerca. Quizás hoy, mediante nuestro encuentro, las almas de tu madre y de mi madre están reclamando su inmortalidad de alguna forma-
- Bueno, yo creo en este tipo de cosas pero, ¿por qué creés que están reclamando su inmortalidad?
- Porque somos energía y la energía no se desintegra- prosigue antes que Catarina pudiera comentar, dado que no quiere perder el foco en su trabajo, dejándose llevar por charlas metafísicas
- Se me está haciendo un poco tarde ¿Te importaría prestarme los escritos para que los mire?
Catarina acaricia la carpeta y titubea. La ansiedad del silencio es de súbito interrumpida por el canto de las cotorras del parque colindante.
- Podemos negociar el monto a pagar, dependiendo del tiempo e información brindados- señala Daniel, persuadiéndola.
Catarina le entrega la carpeta. Daniel comienza a escrudiñarla y, a medida que avanza en su chequeo, se da cuenta que realmente pueden ser manuscritos inéditos. Se excita aún más:
- Observo que tenés todo un libro de poemas acá. Calculo que compraste estos manuscritos o alguien te los regaló. Puedo pagarte una buena plata por lo que sabés, lo que sea útil a la biografía-
- Los conseguí a través de mi madre. Pensé muchas veces en publicarlos desde que ella murió.
- ¿Por qué no los publicó tu madre? Por qué no lo hiciste vos?-
- Porque mi madre dio su palabra a quién se los regaló; prometió que estas letras serían mi guía, me acompañarían, me orientarían a lo largo de mi vida y no serían compartidas con nadie más.
- Entonces, ¿por qué querés compartirlos ahora?
- Porque este sería el único legado que yo dejaría, perpetuando la presencia de mi familia-
- Borges ya es una figura eterna-
- Definitivamente. No obstante vos podrás contar cuán eterno es Borges para mí, su hija hasta ahora desconocida.
* Jorge Luis Borges nunca tuvo hijos biológicos en la vida real, pero tiene un sinfín de hijos adoptados: sus fieles seguidores.
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