El amor argénteo que te ofrecí
-a merced de la intemperancia del tiempo-
fue mutando indulgente, víctima
de palabras agotadas, sin aliento.
Palabras mías que se resecaron,
resignadas a la carencia de las tuyas,
lúgubre lugar adónde lo mutuo,
adolece de su mismo sentido .
Resecas por la pasión llameante,
el ardor imponente de sus rayos
que fue abrasando a mis versos
inocuos, vanos, soslayos...
Versos repletos de emoción
que paulatinos y extenuados,
cayeron de a poco, calcinados
en el desierto, a la sazón.
Y así, destino agostado
tantas estrofas emotivas
de amor, esperanza viva
fueron, son: efigie, pasado
No hay comentarios:
Publicar un comentario