sábado, 7 de septiembre de 2013

El puerto seguro

Me apoyé en la ventana
para contemplar la bahía,
repleta de veleros;
una gran boca abierta
tragaba las mercancías
del pobre embarcadero

El cielo,
preso a un azul infinito,
contrastaba con los colores
que teñían mi pensamiento

"?Te gusta?", preguntó Alberto

?Qué decir? No sabía;
Una lengua sin sabores
amargaba el ánsia muda.

De pronto recordé a Neruda;
un verso, una frase decía:
"a casarse, peces del mar"

El océano, sin tiento,
zumbaba en mi cabeza
como turbina nuclear.

Observé adentro:
el piso de tabla flotante,
las paredes asfixiantes
del departamento vacío

Ví la luz solar reflejada
en el blanco denigrante
y sentí cierto hastío

Traté de amarrar todo,
ese nido con un nudo,
un lazo vulgar y duro
como el ocho marinero

Encajé cuatros elementos
en el espacio reducido;
imaginé rosas y mirtos
brotando del seco suelo

"?Te gusta?", preguntó Alberto

Nuevamente miré la ventana
y unas incontrolables ganas
me invitaban a navegar:
la paz inquieta del cuadro,
los altos montes, el marco
que bordeaba la costa

Quizás pudiesen desvelar,
desde su benéfica altura,
el secreto que la línea oscura
esconde detrás del horizonte

Mar, vida, cueva, muerte,
morada de cachalotes
y grabados de Altamira

Antigua cueva, postigo,
hombre, legado póstumo,
perpetua Pantomima

"?Te gusta?", insistió Alberto

?Qué decir? No sabía;
una lengua sin respuesta
lamía viejas heridas

?Habrán dicho "sí",
tan rápidamente,
aquellos bravos soldados
que arriesgaron sus vidas?

?Habrán, así, ignorado
su instinto inconsciente
cuando fueron a Normandia?

Observé adentro;
quería que las paredes de cal
se disolvieran en polvo de oro
y penetrasen en el mar,
en mi cuerpo;
que hincaran en mis entrañas
sus astillazos dorados
y ya la carne:
un conjuro quebrado

"?Te gusta o no?", insistió Alberto

!Bumbum! Brameaban las olas
al golpear la proa
del buque de guerra

!Runrun! Gritaba el ciclón
en cada rincón
del azul planeta

Respiré la vasta mañana
y cerré la ventana:
"Sí, Alberto, me gusta"

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