jueves, 29 de agosto de 2013

Enjaulado

El pájaro se lanza
con sus alas magulladas
contra el hierro caliente.

Casi ya no tiene plumas,
las perdió en esas batallas
labradas por su libertad

Tampoco canta, sólo gime,
lamenta por las mañanas
mientras el sol esgrime
rayos que lo hieren;

Pues recuerda la melodía
que sonaba al nacer el día
y que lo hacía cantar;

La que silbaba, antes,
cuando planeaba 
con el cuerpo a merced
de las caricias del viento

Entonces vuelve a creer,
presto a un nuevo intento

Armado del sentir reprimido
golpea a las barras resistentes
pero su cuerpo enclenque
cae ao suelo rendido;

La luz apuñala su pecho,
y sus oídos están al acecho
de la emotiva canción

Así echado, suavemente
deja de luchar y siente
que su carne desvanece
pero nunca su corazón

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